Conforme van pasando los años la figura del utillero tiende a desaparecer, todavía están en el fútbol profesional, pero en el amateur, aunque sigue habiendo alguien que se encarga del material, el utillero ha desaparecido. Como causa del descenso del poder económico de los clubes modernos ha habido que ir restando sueldos dentro de un club. Y el utillero es el que los clubes consideran menos importante... Aunque el jugador no piense lo mismo.
Muchos jóvenes no habrán tenido jamás esa figura en su vestuario. Y me resisto a que caiga en el olvido, así que me gustaría rescatar algunas declaraciones de Españeta (el utillero referencia del fútbol español) publicadas en el libro "Memorias secretas del VCF" para que seáis conscientes de la importancia de esta figura en un vestuario.
Españeta cambiándole los tacos a Roberto en los vestuarios de la antigua Ciudad Deportiva
Balones, botas, camisetas, guantes, espinilleras... Son las herramientas fundamentales de un utillero; los elementos que, precisamente, le dan nombre al oficio. La evolución en todas las artes humanas desde mediados del siglo XX hasta la actualidad han sufrido cambios vertiginosos. El deporte, y el fútbol en particular, no han sido la excepción y los materiales se han modificado, en extremo, buscando mejorar el juego. Aunque la esencia sigue siendo la misma: el placer de gritar un gol. Españeta evoca, no sin cierta nostalgia, cómo ha ido cambiando su tarea a los largo de los años.
BALONES
La diferencia entre los balones de mi primera época y ahora es bestial. Entonces el balón pesaba mucho, y más cuando empezaba a llover y se mojaba. Eran de cuero puro y teníamos que pesarlos en una balanza. para comprobar que tuvieran todos el mismo peso. Para impermeabilizarlos les pasábamos gras de caballo que se compraba en botes de 5 kgs. Los untábamos a mano y luego con un trapo les quitábamos el obrante. Era un trabajo diario. Al siguiente día perdía el efecto y había que hacerlo de nuevo. Si llovía y cogían barro primero se limpiaba y luego se engrasaba. A ser cuero puro absorbía todo. Los inflábamos a mano. La Federación española era la encargada de proveerlos a los clubes. Venían de Madrid y cada equipo tenía un cupo determinado. Eran marrones y cuanto más se engrasaban más se iban oscureciendo. Con el tiempo se reemplazó la grasa de caballo por vaselina líquida.
Con dos campeones del Mundo en la antigua ciudad deportiva: Bonhoff y Kempes
Es un trabajo que ya no hacemos. Ahora los balones los plastifican y son impermeables, además tenemos un compresor en el vestuario que nos ahorra el trabajo. Por cada balón inflado a mano, con el compresor hinchamos quince. La Federación estableció un peso de 450 gramos reglamentarios y no podemos pasarnos. El mismo compresor calculaba automáticamente el gramaje. Los nuevos balones ya vienen regulados de sólo inflarlos ya llegan al peso ideal.
BOTAS
También evolucionaron muchísimo. Pesaban casi 1 kg cada una, tres veces más que las actuales. En la época de Puchades había un artesano en Valencia que se dedicaba a fabricar botas de fútbol. Tenía su patente propia. Era un hombre con muchas pecas y le llamaban Vicente "el ratado". Se hizo famoso en toda España. Tenía encargos de Madrid y Barcelona. Hacía las botas a mano y a medida. Parecían un guante. Calzaban ideal al jugador. No tenía ayudantes y trabajaba solo en todo el proceso. Tenía taller y vivienda juntos en el barrio de El Carmen. En el bajo tenía el taller y por una escalera se subía a la casa. Hacia mediados de los años sesenta fue cuando entraron las marcas comerciales y el hombre se jubiló. Le llamábamos "el artesano de las botas".
Españeta poniendo a punto las botas de los jugadores del Valencia CF
El cuidado que les dábamos era similar a los balones. Las lustrábamos con grasa de caballo y, años más tarde con vaselina. Hoy los jugadores tienen cada uno su contrato con las marcas. Disponen de unas botas para entrenar y otras para los partidos. Poseen cuatro cinco pares cada uno de promedio. Las utilizan según la necesidad: con tacos duros, cortos, redondos etc etc. Terminan de jugar y las apilamos todas, les damos un chorro de agua a presión y las dejamos secar. Con un cepillito repasamos las cintas y ya está. Antes eran todas iguales, ahora las hay de mil colores distintos.
CAMISETAS
Las primeras camisetas que vi eran de algodón y se encogían con los distintos lavados. El escudo iba bordado. A veces teníamos una emergencia en el descanso porque a algún jugador se le había descosido de un agarrón. En los años setenta y ochenta la marca Ressy era la mayor firma deportiva y nos suministraba los equipajes todas las semanas para los partidos. Teníamos la blanca y la de la senyera. Pasado el tiempo se impuso la naranja. Nos mandaban dos juegos de manga corta y manga larga por jugador para que utilizasen según la estación. Se vendían en tiendas de deportes porque no existían las tiendas oficiales. Si un jugador regalaba o intercambiaba una camiseta nos avisaba y pedíamos otra para reponer. Podían regalar hasta cinco. A partir de ahí las tenían que pagar ellos.
Mostrando sus habilidade con el balón rodeado de jugadores con equipaciones de la desaparecida marca Ressy
Actualmente las camisetas son de materiales sintéticos que eliminan el sudor. Ese tema lo maneja el departamento comercial a través del contrato entre Nike y el Valencia. Provee de indumentaria a todas las categorías del club. Los jugadores del primer equipo pueden regalar o intercambiar entre 10 y 15 camisetas al mes sin problema. En cada partido se utilizan equipajes nuevos.
ESPINILLERAS
Antiguamente las fabricaba yo mismo mezclando esparadrapos y paja para que amortiguaran el golpe y fuesen livianas. Las hacía de varias medidas según la altura del jugador y daban buen resultado. Después los alemanes empezaron a fabricar unas con un plástico especial y se utilizaban esas. Actualmente son de una fibra dura y liviana que impide que los tacos las traspasen y lastimen la pierna. Nuestro cuerpo médico les toma las medidas a las piernas de los jugadores y las fabrica una empresa de Onteniente siguiendo esos patrones. A cada una se le coloca el nombre del jugador para distinguirlas. Las llevamos en una bolsa aparte. Después del partido las limpiamos y las dejamos listas para el siguiente. En los entrenamientos no se utilizan. Hay algunos jugadores como Mista, Sánchez, Carboni o Ángulo que traen las suyas y se las guardamos nosotros.
Españeta en su "despacho" de la Ciudad Deportiva del Valencia