El uso de las protecciones en los dedos de los guantes es un tema que se ha tratado en numerosas ocasiones en nuestros foros y, escuchando las cuestiones que nos planteais con las llamadas al teléfono de atención al cliente, creo que tenéis muchas dudas sobre el uso de este tipo de material.
De entrada me gustaría comentar que lo único que puedo dar es mi opinión sobre el uso de protecciones en los guantes, que para nada es la verdad universal. En el tema de las protecciones pasa como en los tacos redondos o alargados para las botas... ¿Cuáles son mejores? ¿Cuáles provocan menos lesiones de rodilla? Jamás nos pondremos de acuerdo y cualquier justificación que escuchéis puede ser acertada.
Uso de protecciones estando lesionado.
Cuando estás lesionado lo ideal es no jugar y hacer trabajo de rehabilitación para volver al 100% y sin riesgo de recaída. Pero todos sabemos que un deportista cuando está lesionado no pregunta al traumatólogo o al fisio "¿Cuándo me recupero?" sino que la pregunta que hacemos es "¿Cuándo puedo volver a competir?". Por tanto sabemos que por mucho que nos digan los especialistas en tratar nuestras lesiones, los porteros nos pondremos debajo de la portería con nuestras herramientas principales (en este caso los dedos de las manos) sin estar curados.
Para este servicio, en mi opinión, nacieron los guantes con protecciones. Se trata de dar un refuerzo extra a unos dedos donde las articulaciones y los tendones aún no tienen la fuerza necesaria o están doloridos debido a una lesión que los ha tenido inactivos y que, además de estar dolorido, al no estar curados al 100% necesitamos un refuerzo porque tenemos muchas más posibilidades que en condiciones normales de volvernos a lesionar.
Uso de las protecciones en lesiones crónicas.
También en este caso considero útil el uso de guantes con protecciones, y más sabiendo que existe la posibilidad de poner la protección en un dedo en concreto.
Hay porteros que tras haber tenido la misma lesión repetidas veces en el mismo dedo o por haber forzado la vuelta a la actividad terminan por tener una lesión que a la mínima se reproduce. En este caso usar una protección extra puede minimizar los riesgos.
En mi opinión en este caso lo ideal es reforzar la articulación con esparadrapo o algún tape que os recomiende vuestro fisio de confianza. El uso de este tipo de refuerzo con esparadrapo o tape limita menos la sensibilidad con el balón a la hora de hacer un blocaje y además permite personalizar más el tipo de protección que necesitamos.
Uso de protecciones en niños.
En este caso yo sí que tengo la teoría de no usarlas bajo ningún concepto. Si el niño está lesionado hay que respetar todos los plazos y sólo volver a la actividad cuando la lesión haya desaparecido y la articulación ya esté reforzada. Sus articulaciones y tendones están en pleno desarrollo, precipitar la vuelta a la competición no tiene sentido, sobre todo sabiendo que la competición en su caso debe tener carácter formativo y los resultados, aunque son importantes, deben ser secundarios.
Por otro lado no se deberían usar sin estar lesionados simplemente como medio de prevención porque pueden causar un efecto rebote, es decir, acostumbramos a los dedos a trabajar siempre protegidos, sin ser sometidos a apenas tensiones y, por tanto, en ningún momento se endurecen. Los tendones y articulaciones de los dedos de una persona que lleva tiempo jugando de portero están mucho más desarrollados y endurecidos. Es por tanto más difícil que se produzcan lesiones aunque se les someta a torsiones o golpes. Pero si desde pequeños trabajamos con los dedos protegidos estas zonas jamás se endurecen y al final lo que ocurrirá es que al mínimo movimiento o tensión que sometamos al dedo y que la protección no pueda sujetar... Se producirá la lesión.
Uso de protecciones en adultos de forma habitual sin estar lesionado.
A pesar de que no es lo ideal en mi opinión por dos motivos se pueden usar sin problemas siempre intentando reforzar los dedos con ejercicios que endurezcan las articulaciones. Hay porteros que se sienten mucho más seguros con los guantes protegidos, entendible que los usen. Aunque yo, personalmente, no lo hago por dos motivos:
- Como comentaba antes en el caso de los niños, los dedos se acostumbran a trabajar protegidos y terminan perdiendo fuerza.
- La sensibilidad con el balón al hacer un blocaje o la posibilidad de orientar y dar fuerza a un despeje de puños es mucho menor.
Para cerrar el blog vuelvo a insistir que es una valoración completamente personal, que oiréis opiniones opuestas a la mía y no por ello estarán equivocados. Las protecciones tienen muchos pros y muchas contras, habrá quien valore más las ventajas de jugar con protecciones y habrá quien valore más los riesgos de proteger sistemáticamente los dedos.
Por eso lo ideal es que sepais los riesgos de las protecciones y, si decidís usarlas porque os sentís más cómodos y protegidos, nunca dejéis de trabajar la fuerza en los dedos, nuestra herramientas más importante pero que es extremadamente sensible a las lesiones.